Por Mariel López Pereyra
Jorge Julio López fue otra víctima del terror que nos legó el llamado proceso de Reorganización Nacional que tuvo lugar en Argentina a partir del año 1976. López sobrevivió a la represión de esta época oscura, en la que fue confinado en varios centros clandestinos de detención entre Junio de 1976 y octubre de 1979 y logró ser testigo en el juicio contra el ex comisario y Director de investigaciones de la policía bonaerense Miguel Etchecolatz. A pesar de superar estos hechos de violencia, desde el 18 de septiembre de 2006 su voz fue callada y se encuentra desaparecido desde entonces.
Parte del testimonio de Julio en contra de Etchecolatz, sobre los dichos del ex comisario en medio de las torturas que recibió mientras estaba detenido, es el siguiente:
“Dale, dale subí un poco más, dale que este gringo que está en la parrilla, una vez se me lanzo, en otro lado que estuvo, que yo lo picaneé, porque allá era floja, era por batería la máquina esta” haciendo alusión a Jorge de modo “sobrador” mientras se le acercaba con una “capucha, un estilo capucha peluda y de mono “, tal como lo describió López. Etchecolatz le decía: “así que me conocés, hacete el guapo como te hiciste aquella noche” [1]
Esa voz valiente, inundada de relatos basados en la violación de los derechos humanos, hechos en contra de la integridad física y el terror en toda su composición, era la de Julio López, un albañil y militante peronista que sufrió las consecuencias de ser una persona cuyos ideales fueron juzgados por manos asesinas, como los de tantas personas desaparecidas al día de hoy.
A pesar de que Etchecolatz fue condenado en el año 2006 a prisión perpetua en cárcel común, se presume que en la actualidad aún pueda llegar a mantener ciertos aliados dentro del servicio penitenciario, ya que se le concedió el arresto domiciliario en agosto de 2016. Los argumentos que se presentaron en el Hospital Penitenciario de Ezeiza, tras la huelga de hambre que realizó el ex director de Investigaciones de la policía, es que correría riesgo su salud. Este sería un “privilegio” del que gozaría próximamente, aunque momentáneamente se mantendrá en prisión por otros crímenes que cometió
De excepciones como estas no gozaron las vidas de todas las personas que desaparecieron tanto durante la dictadura o como es el caso de López cuyo paradero es desconocido desde aquel testimonio hace 10 años atrás. A Partir de su desaparición se comenzó a implementar durante el gobierno de Néstor Kirchner el Programa Nacional de protección a testigos.
La voz de Jorge Julio López ya no puede ser escuchada y no hay justicia que clame por todos los desaparecidos en dictadura ni en democracia. Es el pueblo quien tiene que apoyar causas por la protección de los Derechos Humanos, tal como lo realizan las asociaciones como Madres de Plaza de Mayo, H.I.J.O.S, entre otras.
Es responsabilidad del gobierno de turno que se dejen de otorgar privilegios y que se deje de proteger a los represores, cuando quienes deberían ser reconocidos y cuidados son los testigos. La Sociedad argentina es quien debe unirse para exclamar:” NUNCA MÁS” a los hechos de impunidad en cuanto a delitos de lesa humanidad y poder exigir explicaciones sobre quien calló a Jorge Julio López.
[1] Extraído de testimonio de J.J. López en juicio contra Miguel Etchecolatz.
Link: https://www.youtube.com/watch?gl=CO&v=FO0cEaSZCVQ&hl=es-419&feature=player_embedded
Muy buena nota y que se haga Justicia. NUNCA MAS.
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